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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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09-02-2015

Uruguay

Mujica y sus diarreas ideológicas.

 

 

SURda

 

Opinión

c.e.r

 

En medio del verano, y con “seca” de noticias, la prensa escrita uruguaya, intenta hacer periodismo. “La Diaria” por ejemplo, encontró (o creyó encontrar) un filón noticioso, levantando las declaraciones del presidente saliente, que esta preocupado en justificar su periodo gubernamental, y por eso se presta a que lo difundan.

En la ocasión aprovechó la oprtunidad para hablar de los militares. Como todos saben a Mujica le salió mal la jugada planificada de “liberar a los pobres viejitos” asesinos. Broche de oro con el que pensaba cerrar su mandato, cumpliendo lo que había esbozado como su deseo, apenas asumió el cargo. La jugada final fracasó.

La había encargado al Sr. EFH, hombre “con agenda propia” en todo en lo que se mete a colaborar. Y, producto de sus chambonadas todo terminó en un rotundo fracaso, con manifestación frente al ministerio y llamado al ministro, para “la meada” de rigor. Una más y va para afuera.

De ese fracaso Mujica no iba a hablar, por la sencilla razón de que no le gusta “contar las perdidas” que son múltiples y muchas. Pero no por eso dejó de insistir sobre lo que es su mantra fundamental en el tema.

Justamente, en estos días (y hace furor, en las pantallas de las computadoras particulares) un grupo de “pibes” hizo el snut La verdad ofende lo que muchos adultos, que le conocen bien la pisada, no se animaron nunca: lo mostraron con toda diafanidad en su doble moral, en el discurso público y en la acción contradictoria y privada.

Destrozaron así, los mitos que crearon sus supuestos opositores de los medios de comunicación, que como él, también tienen doble moral, porque si hay una verdad pública en Uruguay es que los que le conceden espacio en sus columnas diariamente, y todos los noticieros de la televisión con regularidad abundante, son los que dicen que son políticamente hablando sus adversarios, rivales, políticamente profundamente enfrentados. Que todo esto es puro verso, lo muestran cotidianamente, pero nadie parece darse cuenta.

Ahora es “La Diaria”, publicación supuestamente “progresista” y, que a veces hasta funge de crítica, la que le da espacio, para sus dislates sobre los militares. La tirada que el periodista tuvo la paciencia de recoger y el jefe de Redacción el mal tino de publicar, sin un articulo que contrabalancese las afirmaciones del Sr. Presidente. El asunto no tienen desperdicio.

Mujica da por sobre entendido que “el nunca más”, prohijado desde el estado por el antecesor presidencial (el Sr. Tabaré Vázquez) esta asentado en la conciencia popular. No es así, y es una mentira evidente. No esta asentado, ni lo estará, porque por suerte sobran las organizaciones sociales y de familiares, que no aceptan el enjundio. No se acepta ni esto, ni el corolario que lo sigue: los dos demonios. Pongamos las cosas en claro desde el pique, porque todos estos “ligeritos” gubernamentales, tienen memoria corta y manipulan escandalosamente los hechos.

Plantado en esa suposición inicia,l Mujica continua con “la línea estratégica” que el Sr. EFH, les logró imponer a él y al Sr. Marenales, o sea que los militares, con su estructura piramidal, rígida, con la cadena de mandos “desde arriba para abajo”, son el cuerpo social capaz de sustituir eficazmente a los trabajadores y todos los explotados de la ciudad y del campo como cuerpo social fundamental de las transformaciones más allá del capitalismo.

El planteo es un dislate total, que se dá de narices con lo que está asentado en lo más profundo de la conciencia clasista de todas las corrientes que se reivindican de socialistas. Desde los anarquistas (en sus diferentes variables) a la no menos frondosa ramificación de los marxistas. Pero Mujica –que anduvo con el fierro a la cintura- nos dice ahora que le siguen gustando los “fierros” y que quiere tener “ferreteros militares de uniforme” dentro de las filas políticas frentistas, ya que el Frente, lo creó un general.

Los militares -prescindamos de los fuegos artificiales vocales del entrevistado- no son aliados, y muchos menos capaces de sustituir a las fuerzas sociales vitales que produce la sociedad dividida en clases, donde una minoría explota a las inmensas mayorías. Los militares han sido siempre, desde que han aparecido, el instrumento de las clases opresoras, contra la mayoría del pueblo trabajador. Excepcionalmente y en momentos muy particulares, un sector de la oficialidad ha sido capaz de romper con ese rol fundamental para el cual se les educa en las Escuelas de Oficiales.

No hay un solo episodio en la historia nacional, donde los oficiales militares en actividad no hayan cumplido el papel de represores contra trabajadores en huelga, o contra la marchas de los asalariados rurales en reclamo de reivindicaciones. Toda la historia del Uruguay sindical desde las huelgas frigoríficas, a las marchas cañeras los testifica. La Huelga General con que la clase obrera enfrentó la dictadura militar, en 15 días heroicos de lucha y de resistencia lo ejemplifica.

Mujica ignora todo esto por dos causas: la primera es que estaba preso, y por consiguiente ignora completamente toda aquella epopeya, que daba por tierra, con más de un planteo militarista del “aparato” del cual, sin ser dirigente, era un mero “referente”. La segunda es que nunca en su vida trabajó colectivamente en una fábrica, obra o taller, así como nunca pudo mostrar un carnet de afiliado, ni siquiera una tarjeta de pago de la cuota sindical.

Da un poco de vergüenza, tener que reafirmar todas estas cuestiones básicas y elementales, porque no hay barrio obrero, o ciudad del interior, donde ese pasado histórico se desconozca. Y aún a sabiendas de este hecho, Mujica, en “La Diaria” insiste en el esfuerzo de confundir.

Ya hemos hablado en un articulo anterior, sobre cúal es el origen, de esta mentalidad de los “atajos” sobre los cuales las corrientes reformismas y toda una larga fila de “embalados de izquierda”, soñaron cuando especularon con sus viejos amores de los oficiales “peruanistas”, y que en Uruguay, se concretaron en la operación más brillante de la inteligencia militar: los comunicados 4 y 7, que tanto sedujeron en su momento a los afiliados y seguidores del difunto Arismendi. Mujica, EFH, el mismo Marenales, eran entonces participantes fallidos de la entrega (que quisieron llamar tregua) historia a esta altura archiconocida, de sus devaneos “dialogantes” en el Florida.

Era –en todos ellos, pero por motivos diferentes- la aspiración de sacarse “el cambio social” o “la revolución” en una tómbola, ahorrándose el largo camino de la concientización. A esos dislates llegó la izquierda burocrática y reformista en el Uruguay en el pasado, y pretende volver a repetir el mal paso en el presente, insistiendo con la prédica reformista que desarma conciencias, siembra falsas esperanzas y alternativas o apela a “luchas” y “gobiernos en disputa” que existen solo en la imaginación de un reformismo agotado históricamente, caduco ya y repetitivo hasta el cansancio.

Y señalemos que aquellos devaneos de los dirigentes les costaron bien caro a la militancia esforzada pero enceguecida, de ese mismo partido, cuando llegó la “hora de la verdad” con la operación “Morgan” a partir de 1975.

Pero la larga tirada periodística, intentando popularizar su actual pensamiento conciliador y reformista no termina allí.

En su celo conciliador, aprovecha la bolada, para desdibujar líneas, que en Uruguay, y por muchas amargas experiencias, los legisladores burgueses de los partidos fundacionales, establecieron muy claramente: la prohibición para los oficiales de la deliberación política.

Mujica parece ignorar, los fundamentos en los que se asentaba la prohibición.

Los caudillos militares, después de las guerras patrias de liberación, utilizaban la hacienda pública para hacer sus regalías con las cuales desde el tesoro público, a las tierras del fisco, entraban en ese afán. Rivera, fue uno de esos magnánimos dispensadores de favores para conseguir adherentes y mantener sus ejércitos, que eran una amenaza –por sus veleidades y caprichos- para la hacienda pública y la administración decente. Al final, aprovechando la circunstancia de una derrota militar, se le negó la entrada a la ciudad y se le condenó al exilio, del cual volvería para morir en el camino. En esos antecedentes concretos, se basaban las prevenciones de los legisladores burgueses, prevención que se mantuvo a través de todas las Cartas fundamentales del país.

Mujica “el sabio”, el “filosofo” ignora estas verdades elementales que el país entero aprendió en medio de vicisitudes y sacrificios. Parecería, en una de sus múltiples transformaciones, que pretendiera emular a Rivera, que confesaba, que “habría que quemar ese maldito librito” que lo obligaba a refrenar sus ambiciones personales –en una república!!!- y amoldarse a las normas aceptadas por todos.

No culminan en estas verdaderas idioteces, las ínfulas de este Sr. Presidente saliente.

Pretende también incursionar en el tema de las “logias militares” argumentando que como a los oficiales se les impide “actuar en política”, recurren a ese mecanismo, porque ellos también son “animales políticos” como señalaba Aristóteles. El argumento, es una de las tantas idioteces, que los que lo conocieron en su rol ministerial, han señalado. Ahora, después de haber llegado a la presidencia, cree que puede superar todas las barrabasadas y barbaridades conceptuales a los que nos tenía acostumbrado y aún “establecerlas”.

Una de las jugarretas más miserables de su argumentación, es el intento de hacer pasar al pequeño círculo de los oficiales de la corporación, como un equivalente de la ciudadanía. Aquí, Sr. Mujica no hay “divorcios” ni nadie “esta separado de una parte importante de la sociedad”. Las diferencias entre ellos, la inmensa mayoría de la sociedad y el pequeño círculo de zánganos parasitarios de uniforme, se debe a los crímenes contra civiles cometidos, al asalto a las instituciones, al golpe de estado que esa minoría de oficiales protagonizó. Escasísimos fueron, en el cuerpo de oficiales, los que se resistieron al malón y pagaron por ello con cárcel, torturas y sevicias durante largos años.

La dictadura fue cívico-militar argumenta el Sr. Presidente. Efectivamente, pero Ud. y todas las jerarquías fraudeamplistas, cuando llegan a la parte “cívica”, desde que ejercen el poder, les tiembla la pajarilla y no encuentran forma de eludir el tema. No lo han denunciad mas que, por arribita y de pasada, y solo para atenuar la responsabilidad de los militares, a los que Uds. Se han entregado de pies y manos.

Esta mala exposición de argumentos, que solo demuestra la vaciedad intelectual del presidente saliente, es el producto de un estilo de razonar, que nunca ha estado sometido a la confrontación de opiniones, en asambleas, congresos, o a debates escritos y públicos. Es el reflejo de la mentalidad “aparatista”, de los conciliábulos de “secta” entre “elegidos”. Fue allí donde germinaron estas malas ideas y estos pensamientos retorcidos y, lamentablemente “La Diaria” los reproduce, sin abrir dentro del mismo órgano un espacio para la contestación salido de los colaboradores de la misma redacción.

Se soportan así, sin protestar, las mentiras intencionadas, y la manera falsa de razonar de un presidente saliente, que fue siempre un experto en manipular y confundir. Un precedente, auténticamente malsano, para un órgano que se presta para estas falsificaciones.

Hay algo más, que finalmente debe señalarse: supongamos que el Sr. Mujica, presidente saliente, intentara llevar adelante las ideas que expone. Nos veríamos entonces en la ridícula y cómica situación, que tanto él como su apéndice político el eme-Pepismo, irían en contra no solo del resto del Fraude Amplio, sino que también concitarian en sus intentos de “integrar a los militares abiertamente al debate político”, con todos los partidos tradicionales burgueses y su pasado. Una situación que colocaría al eme-Pepismo y a su caudillo fundador, en el vacío y la minoridad política absoluta.

Hemos puesto este ejemplo para mostrar el sinsetido de uno de los planteos favoritos de este farsante, que por suerte, no puede llevar a cabo sus ideas, sin ser internado inmediatamente en un manicomio.

 

 

 

 

 

 
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